Óleo sobre lienzo de lino
Nuestro Señor está representado vivo y mirando hacia su Madre, su discípulo amado, Juan y María Magdalena. María de Cleofás ora cerca del centurión. Los soldados y la gente se han retirado y quedan sólo los amigos. El cielo está obscureciéndose, lo que señala el momento próximo a su muerte. El centurión, al ver lo que pasa, ha reconocido la divinidad del ajusticiado, por eso se ha retirado el casco de guerra en señal de respeto. Las grandes murallas, con el templo de Jerusalén en lo alto, representan el mundo poderoso y hostil que ha condenado a Jesús sin reconocer su condición de Mesías. Jesús está tranquilo, porque ha cumplido la misión que su Padre celestial le había encargado.
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